El presentador de televisión
del canal del Gobierno, Mario Silva, nos presenta cada noche un programa de
opinión extremadamente parcializado, utilizando de manera experta la retórica
de izquierda, con una mezcla de constantes insultos hacia los sectores de
oposición.
En la edición del 21 de
septiembre, el moderador hizo insistentes críticas hacia el candidato de la
unidad y su manera de hacer campaña electoral. El sarcasmo es un recurso que se
evidenció en las dos horas de transmisión, en la que sin temor a represalias ni
cierres de Conatel, empleó música con doble sentido buscando calentar los
ánimos y, por supuesto, estuvo acompañada siempre por imágenes transmitidas de
estaciones televisivas como Globovisión.
Además, dedicaron gran
espacio a la propaganda electoral del candidato oficialista. Los términos “camarada” y “comandante” forman
parte del discurso de Silva, sin dejar de mencionar el insistente uso de adjetivos descalificativos como
“basura”, “majunche”, “bastardo” y “gusano”,
refiriéndose a la figura del candidato opositor Henrique Capriles y como copia
fiel del siempre déspota lenguaje empleado por el presidente Hugo Chávez en
cada una de sus apariciones públicas.
Una emisora subsidiada por
el dinero de todos los venezolanos no debería dedicarse a ofender a un sector
del país; ha dejado de ser un programa de opinión o información, al romper
cualquier código de ética profesional y convertirse en un mitin político
diario.
Los
medios tienen como finalidad ser canales de opinión pública y ventanas el
clamor del pueblo, con información veraz y oportuna que beneficie a todos por
igual, pero sobre todo, deben ser entes comprometidos con la verdad e imparciales y esto es lo que
indiscutiblemente no observamos cuando prendemos el televisor y es la hora de
Mario Silva y su programa “La Hojilla”.
Los
medios no deben ser propulsores de conductas extremas, a sabiendas de la facilidad
de transmitir un mensaje de manera masiva. Manipular la verdad a su beneficio,
es dar el consentimiento al incumplimiento de códigos éticos.
Es
importante conocer que las conductas que estamos permitiendo que los medios de
comunicación difundan a nuestros hogares, terminan siendo un reflejo del modo
de ser del venezolano. El programa la Hojilla no es mas, que lo que quieren
escuchar los chavistas, porque refuerza cada vez más su ideología y una fuente
de violencia generalizada entre quienes simpatizan con el actual presidente.
Tissiana Spinale